lunes, 21 de junio de 2010

• TODOS SOMOS CANALES DE REIKI


Por nuestra condición de seres humanos, contamos con la capacidad innata de poder ser canales de energía.

Como en cualquier otra disciplina la calidad de nuestra práctica dependerá del interés que tengamos en Reiki, de la dedicación, de nuestra vocación de estudio y de las ganas de ayudar al prójimo.

Algunos autores sostienen que desde el momento del nacimiento tenemos la habilidad de canalizar energía, y que a causa de la represión cultural la vamos perdemos en algún momento, lo cual no parece ser nada descabellado. Por esta razón, muchas veces se habla de un reencuentro con Reiki.

Para convertirse en un buen canal de energía tenemos que estar dispuestos a reconocer con humildad que vamos a actuar como un medio entre la energía y la gente, tratando de dejar de lado el Ego y cualquier sentimiento de superioridad que pudiera desprenderse de su práctica.

En este punto cabe hacer una aclaración. Me ha tocado escuchar personas que dudaron, en algún momento, de sus capacidades como Reikistas. Del mismo modo, en mi propio camino como terapeuta también hubo momentos en que algunos resultados que yo esperaba no se dieron.

Al momento de poner nuestras manos sobre otra persona, nosotros ponemos toda nuestra intención al servicio del equilibrio de nuestro paciente. Ahora bien, eso no siempre sucederá, y esta es una lección que los reikistas deberían aprender cuanto antes porque son situaciones que se van a presentar frecuentemente.

La pregunta que deberíamos hacernos es la siguiente: nuestro deseo y el de nuestro paciente ¿coinciden con lo que él necesita? Nos ayudará mucho a la hora de seguir confiando en nuestras capacidades como reikistas entender dos cuestiones, que si bien no son nuevas, por momentos las perdemos de vista por nuestro deseo de control y manipulación.
•En primer lugar, entre nuestros deseos y el bienestar para nuestro paciente está su libre albedrío. De forma más simple: su facultad de decir "no quiero". En ese caso, la persona necesitará continuar con su situación de desequilibrio hasta poder hacer verdaderamente un cambio de conciencia, entendiendo que la necesidad de cambio es impostergable.
En segundo lugar, tenemos que aceptar que hay fines superiores más allá de nuestros deseos personales que hacen que quizás una situación para nosotros desagradable cumpla un rol distinto al que percibimos nosotros como "negativo", siendo útil a un nivel que no podemos comprender.
En nuestro rol como docentes, nuestra misión es reconectar a la gente con esta fuente de energía inagotable de manera que puedan experimentar los beneficios por ellos mismos, y nuestro mejor aliado será las ganas sinceras que tengamos de concretar dicho objetivo. Como contrapartida, si los alumnos presentan la misma disposición de aprender y aplicar Reiki en el mejoramiento de sus vidas actuales, el éxito de su práctica está garantizado.